“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre”
He aquí, yo os envío como a
ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos
como palomas. Y guardaos de los
hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y
aun antes gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio
a ellos y a los gentiles.
Más cuando os entreguen, no
os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo
que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu
de vuestro Padre que habla en vosotros.
El hermano entregará a la
muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los
padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi
nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Cuando os persigan en esta
ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer
todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre. El discípulo
no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástele al discípulo
ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron
Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa?
Fuente: Biblia de Estudio Thompsson, versión Reina Valera 1960