Habrá un manantial abierto, (Zac.13:1-7). Vendrá una conversión nacional del pueblo judío así como restablecimiento
espiritual y avivamiento de la expiación del Mesías. La nación será purificada
en preparación para el reinado milenial de Cristo.
“En aquel tiempo habrá un manantial abierto
para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación
del pecado y de la inmundicia. Y en aquel día, dice Jehová de los
ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán
recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de
inmundicia. Y acontecerá que cuando alguno profetizare aún, le dirán su padre y
su madre que lo engendraron: No vivirás, porque has hablado mentira en el
nombre de Jehová; y su padre y su madre que lo engendraron le traspasarán
cuando profetizare. Y sucederá en aquel tiempo, que todos los
profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más
vestirán el manto velloso para mentir. Y dirá: No soy profeta; labrador soy de
la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud. Y le
preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas
fui herido en casa de mis amigos. Levántate, oh espada, contra el
pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere
al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los
pequeñitos”.
Antes de la conversión de Israel, Zacarías predice que dos tercios
del pueblo judío perecerán en la tierra durante la tribulación. (Zac.13:8-9)
“Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”.
“Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”.