Judá se encontró en una dificultad similar casi al comienzo de la carrera de Isaías. Cuando dos naciones vecinas la invadieron, el pequeño reino sufrió grandes pérdidas. El rey Acaz y el pueblo de Judá quedaron estremecidos “como los árboles del monte a causa del viento” (7:2). En su pánico, Acaz buscó el consejo de Isaías; el rey Acaz sabía que Isaías le daría un mensaje directamente de Dios, sin importar cuán impopular fuera el mismo. Sin embargo, ni Acaz estaba preparado para lo que dijo Isaías: Mantén la calma, no te preocupes, limítate a poner tu confianza en Dios.
Los reyes que atacaban no eran más que “cabos de tizón que humean”, declaró Isaías (7:4). Pase lo que pase, no busques la ayuda de un imperio como Asiria; si lo haces, estarás invitando al mismo ejército que algún día te querrá destruir.
Pero Acaz, sacudido todavía por la invasión, quería un socorro urgente. Dejando de lado las advertencias de Isaías, negoció un tratado con la poderosa Asiria, usando como carnada el tesoro del templo de Jerusalén.
En el corto plazo, la decisión de Acaz trajo resultados. Ningún ejército de aquella época podía compararse con la maquinaria guerrera montada por los asirios, y todos los enemigos de Judá cayeron ante ella, Israel, al norte, fue borrada del mapa. Finalmente, Judá tenía paz, pero, ¿a qué precio?Quizá como parte del tratado con Asiria, Acaz comenzó a corromper la religión la judía.
Principalmente, cerró las puertas del templo, impidiendo el culto. Más tarde, reemplazó el sagrado altar a Dios con uno extranjero. Adopto oficialmente la religión del estado de Asiria, llegando al punto de sacrificar hijos suyos en el fuego. El rey Acaz se convirtió en un títere en todo, bailando al ritmo que tocaban los asirios. Los ejércitos extranjeros se quedaron en Judá Inevitablemente la ayuda asiria había impuesto sus condicionamientos.
El profeta Isaías estaba furioso. Se había criado en una época próspera bajo un buen rey. Y casi de golpe había visto su país transformarse en un mero instrumento de Asiria, perdiendo en el proceso aún su gran herencia religiosa.
Los capítulos 7-19 registran sus mensajes apasionados, no solamente contra Judá, sino también contra sus vecinos. Habló de un día de juicio, en que cada nación sería castigada por su pecado y rebelión. El futuro inmediato se mostraba muy sombrío e Isaías no se intimidaba al describirlo.
Pero Isaías no para allí, Pasó a proyectarse muy hacia el futuro, con palabras que hoy nos son conocidas y que todavía nos mueven a la esperanza y anhelo. Esta sección comienza con la pregunta de un rey acerca de dónde tendría que volverse en busca de ayuda. Termina con una gran visión que abarca toda la historia.
Pregunta vitales: ¿Qué piensa usted que diría Isaías, si estuviera vivo hoy en día, acerca de los países más importantes del mundo?
Fuente: Biblia Devocional De Estudio Antiguo y Nuevo Testamento.
Antigua version de Casidoro de Reina ( 1569 ).
Revisado por Cipriano de Valera (1602).
Otras Reviciones : 1862,1909 y 1960.
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ResponderEliminarLas guerras producen pobreza, miseria, hambre y pestes y a su vez nos dan señales antes del fin de los tiempos.
ResponderEliminarAcogerse a la oración suplicando la misericordia de Dios...
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