La batalla de Armagedón tendrá lugar durante los últimos días de la gran tribulación. Tal como se revela en Ap.16, el Señor derramará sobre la tierra una serie de siete juicios devastadores que se conocen como “copas de ira”. Las primeras seis copas de ira divina servirán como introducción a lo que la Biblia llama Armagedón. Cuando se derrame la sexta copa (v.12), la segunda venida de Cristo será inminente. El v.12 dice que las aguas del Río Éufrates se secarán a fin de preparar el camino para una invasión militar a Israel por parte de los reyes de oriente.
Al inicio de la gran tribulación, y a través del poder y el engaño satánico, se organiza un gobierno mundial en que el gobernante de las diez naciones del Imperio Romano que ha resurgido se convierte en dictador sobre toda la tierra (Ap.13:7). De la misma fuente de poder que organizó este gobierno mundial llega la influencia para reunir los ejércitos de la tierra a fin de desafiar al gobierno de este mundo. Estos ejércitos convergen en la Tierra Santa para una lucha por demostrar quién tiene la superioridad. Sin embargo, es evidente que el propósito satánico de la batalla de Armagedón es reunir al poderío militar del mundo para pelear contra los ejércitos celestiales.
Apocalipsis 16:16 declara:”Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”. La batalla se desarrollará en el Monte de Meguido, en arameo Armagedón, lugar ubicado en el norte de Israel.
Apocalipsis 16:17-21 describe la séptima y última “copa de ira”: un devastador terremoto de alcance mundial, destruirá Babilonia (Ap.18); colapsarán las “ciudades de las naciones” (vv.16-19) y desaparecerán las islas y las montañas (v.20). El clímax del juicio del terremoto será una tormenta de granizo totalmente sobrenatural (v.21) en que cada uno de estos granizos pesará aproximadamente 45 Kg (100 libras). El mundo será un desquicio y las ciudades quedarán en ruinas. Aparentemente, solo Jerusalén y las ciudades de Israel permanecerán intactas. Es en este escenario que Cristo regresará con poder y gloria, como se describe en Ap.19:11-16.
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