sábado, 31 de diciembre de 2016

Las profecías de Daniel

Todas las predicciones bíblicas subsecuentes se adhieren a la superestructura de Daniel 
Piense en las profecías de Daniel como la superestructura de acero de un edificio a la que se fijan paredes, techos, pisos, etc. Todas las predicciones bíblicas subsecuentes se adhieren a la superestructura de Daniel. Las dos partes primordiales de la estructura son relacionadas con Israel y Jerusalén (Dn.9:24-27). Todo lo demás: la amplitud de la historia de la humanidad, la primera y la segunda venida de Cristo y todos los detalles suministrados por el Señor a través de sus profetas y apóstoles, están adheridos a esta majestuosa superestructura. 

En tiempos de Daniel ya se había revelado las siguientes verdades proféticas a la nación escogida de Dios: 
1. Israel sería el canal para el gran reino mesiánico del Señor sobre la tierra (el Pacto Abrahámico y la profecía de Jacob sobre Judá (Gn.49:8-10).
2. La dinastía davídica sería el catalizador detrás de la autoridad del Mesías, y Jerusalén e Israel serían las bases de operaciones de sus acciones de gobierno (el Pacto Davídico 2S.7:12-16; Sal.2).
3. Con su sacrificio redentor por los pecados y su resurrección de los muertos el Siervo sufriente de Jehová hará posible las turas bendiciones (Sal.16; Is.53).

Quizás Israel no haya comprendido completamente esta y otras revelaciones. Tras la destrucción de Jerusalén por parte de los babilonios, todo el programa prometido por Dios parecía condenado al fracaso. Al quedar en ruinas Jerusalén e Israel, la dinastía davídica quedó cercenada deshonrosamente y el pueblo de Israel y Judá comenzó a languidecer en las entrañas del antiguo paganismo a más de 1500 Km (unas 1000 millas) de la Tierra Prometida. Muchas otras profecías sobre el glorioso futuro de Israel parecían condicionadas a la obediencia de Israel a Jehová, y la obediencia parecía ser una virtud muy rara entre el pueblo escogido por Dios en la Babilonia de la época de Daniel. 

Daniel y el pueblo se habían asido a la profecía de su contemporáneo Jeremías, que decía que el cautiverio babilónico duraría solo 70 años y luego el pueblo regresaría a Jerusalén. Cuando se acerco el fin de los 70 años y Daniel estudio la profecía de Jeremías con más detenimiento, orando con intensidad por el perdón de Israel y su retorno a Jerusalén para reconstruir el santuario del Señor, Dios envió un ángel a revelar la nueva verdad sobre las (Dn.9:24-27), y deja sentado el futuro programa para Jerusalén e Israel y la venida del Mesías.  
orDos grandes eventos paralelos tendrían que ocurrir antes que el Mesías cumpla las profecías concernientes a su gobierno del reino de Dios en la tierra: los tiempos de los gentiles y las setenta semanas de Israel y Jerusalén. 

El final de las setentas semanas de Daniel y del tiempo de los gentiles es el mismo: la segunda venida del Señor Jesucristo. Ambas corrientes proféticas alcanzan su cenit en la persona del (Dn.9:26), el falso mesías o anticristo que Cristo destruirá cuando regrese. 

El libro de Daniel se levanta como un monumento de verdad predictiva. A menudo se le compara con el libro de Apocalipsis, el cual no puede entenderse independientemente del cimiento puesto en el libro de Daniel. La comprensión de Daniel y Apocalipsis constituye el fundamento de la profecía bíblica. 

Fuente: Biblia de Estudio de profecías por Tim LaHaye, Reina Valera, año 1960. Autor: John C. Whitcomb 


viernes, 23 de diciembre de 2016

Cómo estudiar la Biblia

La Biblia es literalmente un cofre con tesoros de la <sabiduría de Dios> para la vida diaria

El fundamento para aprender de la Biblia debe provenir de la lectura bíblica. Es muy importante desarrollar el hábito de la lectura. A leer la Biblia, no se detenga tanto en las complejidades de un versículo ni en el análisis de palabras hasta el punto de perder de vista el próposito y el significado general del escritor. Para obtener el mayor beneficio de su lectura, consideré cuidadosamente las siguientes técnicas.
1. Lea diariamente
Job.23.12 dice: "Guardé las palabras de su boca más que mi comida". De esta declaración podemos deducir que la lectura diaria de la Biblia es a su vida espiritual lo que el alimento diario es a su vida física. Todos sabemos que necesitamos comer regularmente; sin embargo, también es importante separar y mantener un tiempo específico para leer la Biblia.
2. Lea de modo devocional
Cada día antes de leer la Palabra de Dios, pídale en oración que le envíe algún mensaje. Muchas veces Él le dará a usted un pensamiento que responde a la necesidad de su corazón. A veces le dará una palabra de bendición que usted necesitará luego ese mismo día. En cualquiera de los casos, le ayudará mucho poner el mensaje por escrito. La lectura devocional que enfatiza las verdades reveladas de las Escrituras provee la instrucción espiritual para la vida diaria que necesita todo cristiano.
3. Haga un análisis del tema
Nada ampliará más su entendimiento de la verdad bíblica como su análisis del tema. Hacerlo es fácil. Simplemente siga estos sencillos pasos:
a. Consulte una buena concordancia bíblica para obtener más información sobre el tema que estudia.
b. Busque todas las referencias cruzadas sobre el tema, particularmente las del Nuevo Testamento, Salmos y Proverbios. Comience con las referencias al Nuevo Testamneto ya que es allí donde Dios nos ha revelado muchas cosas necesarias para la vida cristiana. Se incluye Salmos y Proverbios ya que Dios nos dio estos libros a través del hombre más sabio que haya existido, Salomón y a través del hombre que le enseño a él gran parte de su sabiduría: el rey David.
c. Comience un diario espiritual anotando los conceptos o los principios básicos que Dios le va enseñando sobre el tópico que está estudiando. Las anotaciones del diario no deben ser más extensas de una pagina por día de lectura bíblica.
d. Busque un buen diccionario bíblico y examine la definición del tema que estudia. Si su propio análisis difiere seriamente del material del diccionario, entonces deberá revisar dicho análisis para verificar si pasó algo por alto en su estudio.
La Biblia es literalmente un cofre con tesoros de la para la vida diaria, pero la mayoría de los cristianos no conocen el libro lo suficiente como para que les proporcione sabiduría cuando la necesita. La lectura diaria combinada con el análisis del tema es el mejor método para aprender las verdades de la Palabra de Dios. El estudio intensivo de la Biblia, junto con la repetición y la memorización de las Escrituras, lo facturará para entender en forma cabal la Biblia en un período de tiempo relativamente breve. Y más importante aún: lo fortalecerá en el Señor, y (Ef.6:10).   

Fuente: Biblia de Estudio de Profecía, por Tim LaHaye, Reina Valera año 1960