Este reino de la bestia es el mayor y
último opresor de Israel
Los profetas del Antiguo Testamento vieron seis imperios que,
bajo el control de Satanás, oprimían a Israel, el pueblo escogido de Dios. Dos
de estos imperios fueron anteriores al tiempo de Daniel: Egipto y Asiria (ver
Is.10:14; 27:13; 52:4).
En sus visiones, Daniel vio cuatro
imperios opresivos adicionales. En Dn.8 el segundo y tercero de estos imperios
se identifican como Medo-Persia y el imperio griego, establecido bajo Alejandro
Magno. Debido a que Daniel identifica el primer imperio como la Babilonia de
Nabucodonosor en Dn.2:38, no cabe duda de que el cuarto imperio es Roma. Daniel
pudo saber esto sólo a través de una revelación sobrenatural, pues la conquista
de Jerusalén por parte de Roma (63 a.C) tuvo lugar mucho después de esta
profecía.
Sin embargo, el libro de Apocalipsis
en el Nuevo Testamento añade otros dos imperios opresivos para llegar a un
total de ocho. El apóstol Juan, que escribió alrededor del año 90 d.C., vio la
bestia con siete “cabezas” (Ap.12:3; 13:1; 17:3,9). Estas “cabezas” o “montes”
(o imperios) se representan como siete reyes sucesivos (Ap.17:10), cinco de los
cuales (Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persa y Grecia) ya habían “caído” en
los días de Juan. El ángel que interpretaba explicó entonces que un imperio
permanecía (Ap.17:10). Este sería el número seis, el gran imperio Romano de los
tiempos neotestamentarios.
Sin embargo, llama la atención que el
séptimo y último de estos reyes “aún no ha venido; y cuando venga, es necesario
que dure breve tiempo” (Ap.17:10). Este será el renacido Imperio Romano, la
fase final de la gran imagen de Dn.2 (los diez dedos) y de la bestia de Dn.7
(Los diez cuernos y el “cuerno pequeño” que salía “entre ellos” Dn.7:8).
Apocalipsis 17:8 dice que esta bestia
con siete cabezas de pronto “no es” (comp. Ap.17:11). La bestia entonces
reaparece como “el octavo” imperio, aunque de hecho es “de entre los siete”. Es
evidente que el ángel da por sentado que Juan recordaba que el rey-bestia de
una u otra manera iba a ser muerto en medio de su carrera demoníaca,
descendería al “abismo”, saldría del abismo (Ap.11:7) y regresaría a la vida
mortal (Ap.13:3,12,14) para iniciar su dominio mundial de 42 meses. Este reino
de la bestia es el mayor y último opresor de Israel.
Daniel predijo el comienzo de este
dominio de 42 meses en Dn.7:25 (notar el contraste con la primera fase de la
actividad del “cuerpo pequeño” en 7:24), y en Dn.9:27 (tras la ruptura del
pacto de siete años) y en Dn.11:36-39 (el dominio mundial del rey que “hará su
voluntad”). El Señor Jesús describió esta parte final de los siete años de la
tribulación llamándola “la gran tribulación” (Mt.24:21,29) que seguiría a la
instauración de la abominación desoladora (Mt.24:15) “de que habló el profeta
Daniel” (comp. Dn.9:27; 12:11).
Creo que en Daniel encontramos la
explicación de la primera muerte del último rey-bestia como consecuencia de “la
herida de espada” (Ap.13:14). Mientras el rey del norte pasa por “la tierra
gloriosa” (Dn.11:4) en su camino hacía el nordeste de África, aparentemente
mata a la bestia. El Señor entonces destruye al rey del norte con fuego del
cielo (comp. Ez.38:22) cuando este intenta matar a la bestia que se ha
levantado de la muerte y vuelve a la vida (Dn.11:45). Esto deja al rey-bestia
como el octavo y último opresor de Israel, sin que haya más amenazas de los
reinos terrenales (Ap.13:4,13).
Bibliografía: Biblia de Estudio de profecía por Tim LaHaye,
articulo “El futuro Imperio Romano" por John C. Whitcomb.
Daniel describe en estos versículos la espeluznante imagen metálica que el rey vio en su sueño. Esta imagen representa el rumbo futuro de los imperios gentiles del mundo. Si se considera simbólicamente, esta visión de gobiernos temporales que se deterioran en orden sucesivo hasta que Dios mismo establece su reino. Gloria a Dios.
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